¿A dónde se van las ideas de negocio? Todas esas conversaciones que se llevan a cabo en las cafeterías y esos momentos de inspiración que aparecen a mitad de la noche. Muchos de nosotros hemos tenido ideas de negocio maravillosas y la mayoría de las veces terminamos por no ejecutarlas. Y es que, cuando se trata de emprender, existe un gran filtro que separa a las personas que tienen una idea de aquellas que toman acción. Tomar acción tiene mucho que ver con la determinación, pero la determinación no es una virtud de unos cuantos, es algo a lo que todos podemos acceder.
Motivos Poderosos
Para encontrar la determinación que nos llevará a emprender es importante estudiar y reconocer algunos aspectos acerca de nosotros mismos. Porqué tomar acción no depende de la calidad de la idea, sino de nuestra capacidad de llevarla a cabo. Y para crear esa capacidad, empecemos por reconocer los motivos detrás de nuestra intención de emprender. No todo motivo tiene que ser “quiero tener una empresa millonaria y tras-nacional” existen razones muy válidas como “demostrar que somos capaces” o incluso “ganar lo mínimo necesario”. Si encuentras que tienes una idea “millonaria” pero en el fondo tu sólo quieres “un ingreso extra” no vas a ejecutar tu idea. Por el contrario, si tu idea es congruente con tu motivo, encontrarás fácilmente la determinación para actuar.
Afinidad con el negocio
Vamos a hablar también de nuestra afinidad con el negocio que hemos elegido y lo que estamos dispuestos a hacer o dejar de hacer para que suceda. Platica con personas que tengan negocios similares, ¿qué lugares frecuentan? ¿En qué horarios trabajan? ¿Qué es lo que más retador para ellos? Si para ti, alguno de estos esfuerzos en el “fondo no lo vale”, pronto vas a encontrar que no le estás dedicando el tiempo y esfuerzo necesario a tu negocio. Elige competir en negocios donde tus gustos, fortalezas y habilidades te darán una ventaja y motivación para continuar.
Asignación de recursos
El siguiente paso es decidir cuanto tiempo y dinero estamos dispuestos a invertir en nuestro negocio. Porque al final, esos son los recursos primarios de tu proyecto. Si tú has elegido en vez de tener una inversión inicial, desarrollar el proyecto por tu cuenta, considera que vas a requerir de un ingreso que solvente el tiempo que dedicas al desarrollo de tu negocio. Por otro lado, si decides invertir dinero antes que tu propio tiempo, es importante que dediques tiempo a comprender la estrategia financiera de tu negocio. A veces caemos en un optimismo desmesurado en este paso, muchas veces por que nuestro plan financiero contempla el dinero de alguien más o un ahorro que ya tenemos disponible. Para evitar esto, pregúntate si te atreverías a financiar tu proyecto con un préstamo del banco Si la respuesta es no, probablemente es momento de revisar tus números de nuevo.
Programas piloto
Por último, vamos a visualizar como sería emprender del modo más sencillo posible. Si tu idea es demasiado compleja como para iniciarla con lo que hoy tienes, probablemente vale la pena simplificar la idea antes de hacer un esfuerzo en conseguir recursos adicionales. Esto tiene que ver con el realizar los programas piloto. Puedes tener un plan de negocios muy extenso, pero no es hasta que lo pongas a prueba que vas a conocer su validez. Iniciar una prueba con un nivel de riesgo controlado, te va a dar mucho aprendizaje de cómo se comporta tu negocio y tu mercado meta.
Conclusión: Emprender es un proceso de aprendizaje y compromiso. Es posible que, en camino, no sólo transformes tu idea, sino tú mismo modifiques tus propias creencias, hábitos y comportamientos. Encontrar la autenticidad y la congruencia en tu modelo de negocio te impulsará a tomar acción en tu emprendimiento.